Por desgracia tengo a mi alrededor historias de personas, que no están pasando por su mejor momento. En alguna ocasión me han dicho que parece que se están cebando con ellos. Yo, como soy muy refranera, les contesto que "Dios aprieta pero no ahoga", y como quien hila historias como retales, me acabo de acordar de ellos justo después de regar mi hortensia.

Por estas fechas, en febrero del año pasado, vi que pequeños brotes verdes empezaban a crecer de los troncos marrones y secos que habían aguantado todo el invierno.
Este año está ocurriendo lo mismo, aunque hubiera decidido mantener las flores secas por mero romanticismo. Hoy, al ser consciente de que nuevos brotes estaban saliendo, he cogido las tijeras y he cortado las flores secas. Sus tallos estaban muertos por dentro aunque las siguieran manteniendo erguidas. Muchas veces nos ocurre eso. Mantenemos cosas muertas por miedo a perderlas, impidiendo que nuevos brotes puedan salir a la luz, perdiendo la esperanza en que algo nuevo y mejor está por llegar.
La esperanza está en esperar esos brotes, que son el premio de quien cree en el futuro.
Algún día entenderemos el porqué tuvimos que luchar contra el invierno, y entenderemos que la primavera se hace esperar, pero siempre llega. Que los brotes verdes, siempre nacen, aunque parezca que el invierno se alargue un poco más con los años. Porque aunque no nos demos cuenta, la Tierra sigue inclinada y girando, quizás por ello, nuestros planes se muevan y tengamos que seguir realizando cambios en nuestros proyectos.
Me gusta! Yo soy de las que piensan que todo ocurre por algo :)
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