Para poder elegir lo que quería que les trajeran al resto, he tenido que ir a echar un vistazo por las tiendas. Pensando que iba a sufrir el incordio de las huelgas del metro, de pronto ha aparecido una idea en mi cabeza. Me gustaría saber qué ocurriría, si hicieran justo lo contrario. Si hicieran una huelga a la japonesa. ¿Sería increíble verdad?. No sé si os pasa, pero yo, cuando llego al metro, quizás sea por mi impuntualidad crónica, sueño con que en el preciso instante en el que llegue al andén, aparezca el metro con sus colores azules y blancos. Y cuando eso ocurre, siento que todos los planetas se alinean, hago un gesto de victoria y entro como si acabara de ganar la guerra más violenta de la historia: la del paso del tiempo.
Imaginaros la cantidad de veces que podría ocurrir esto, si a todos nos sucediera lo mismo, misteriosamente, todos los viernes ( que es cuando suelen hacer la huelga) o los días claves, como lo será el día de la cabalgata de Reyes, nadie tuviera que esperar. Nos harían más felices y les apoyaríamos con mayor agrado, aunque creo que no conseguirían su objetivo. Quizás en este ejemplo, la ley de la oferta y la demanda no funcione, porque justamente se quejan por eso, por trabajar más y cobrar menos a costa de tener menos derechos (un poco como todos no?), pero bueno, como diría mi madre, "eso son otros Lopeces".
Si entráramos todos al metro con ese sentimiento victorioso, con esa sonrisa en la cara; viajar en metro sería diferente. Todavía me asombro cuando el vagón está abarrotado de gente o con la cabeza agachada inmersa en sus smartphones o desafiando a duelos al resto de pasajeros.
Intentemos hacer de el metro un lugar un poco más amable, un poco más como el autobús o el taxi, que aunque sea por compromiso, es inevitable que le digas al conductor "buenos días" o "muchas gracias, que pase una buena noche" (o mañana según las horas que sean); pero con gestos, como lo harían los mimos.
pd: Basta con relajar la cara y pensar en cosas agradables, un poco lo que decía Campanilla en Peter Pan que se necesitaba para volar. No sea que se nos ocurra decir buenos días y nos traten por locos, que tampoco es eso.
Intentemos hacer de el metro un lugar un poco más amable, un poco más como el autobús o el taxi, que aunque sea por compromiso, es inevitable que le digas al conductor "buenos días" o "muchas gracias, que pase una buena noche" (o mañana según las horas que sean); pero con gestos, como lo harían los mimos.
pd: Basta con relajar la cara y pensar en cosas agradables, un poco lo que decía Campanilla en Peter Pan que se necesitaba para volar. No sea que se nos ocurra decir buenos días y nos traten por locos, que tampoco es eso.
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