Hoy hablando por WhatsApp con una amiga comentábamos lo que se ha perdido con la nuevas tecnologías, así como si fuéramos dos abuelitas hablando de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Es curioso como cambian las costumbres según los tiempos avanzan.
Nuestros padres se pedían el número de teléfono, y calculaban, cruzando los dedos, el momento para conseguir que lo cogiera la persona indicada sin ningún intermediario. Las distancias se medían en llamadas locales o nacionales, y las cartas estaban descartadas como opción hasta la mili.
Nosotros, vivimos la época del Messenger, cambiamos el vernos, por la foto de perfil y los mensajes al portero, por frases con mensaje en el estado. Ahora nadie pide el teléfono de casa, se pide el Facebook, para saber primero si coincidimos en gustos, tenemos algún amigo en común, y en segundo lugar, como dice mi jefa, "si es más guapo que en su foto de DNI y más feo que en su foto principal". Lo del teléfono viene después, no hay que precipitarse. Los tiempos los medimos en función de lo ultimo que haya escrito en Twitter o su última conexión y las distancias, en función del precio del billete o las horas de diferencia entre su ciudad y la mía.
Supuestamente, estamos en la era de la comunicación pero como concluimos en nuestra conversación, creo que estamos mas desconectados que nunca. Quizás sea el momento de desconectarse un poco de la "realidad" que nos hemos inventado, aunque sea sólo por unas horas para dar un paseo y vernos por causalidad.
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