Hoy tras ver un video que han colgado en Facebook sobre lo que transmitimos lo que queremos transmitir y lo que somos he estado pensando en si realmente cumplo con lo que dice, es decir, trasmitir lo que soy, sin más pretensión que ser yo misma.
Recuerdo una frase que un amigo tiene como lema que dice algo asi: “si no actúas como piensas acabarás pensando como actúas” y es que muchas veces, me atrevería a decir, demasiado a menudo, el ser humano es contradictorio, tanto, que hasta no se reconoce.
Saber quién eres, y sobretodo, qué quieres ser, debería de marcar las directrices en nuestra conducta. Cuando esto se desvirtúa parece que nada encaja y que todo falla. Intentar agradar al otro, ser como creemos que ellos nos ven (o deberían de vernos) hacen que comencemos a tener dudas de identidad y que muchas veces no sepamos, ni quiénes somos, ni a dónde vamos, ni con quién. Hay dos opciones, pensar en la etiqueta que te están poniendo e interpretar el papel que te has/han otorgado, o simplemente actuar.
Hoy justo después de ver el vídeo he tenido la respuesta a mi pregunta. Mientras desayunaba en la cafetería alguien que no me conocía mucho, ha descrito rasgos de mi personalidad muy concretos, que todavía no había mostrado de forma clara, llevando a penas tiempo juntos.
Aunque se acerque poco a poco el entierro de la sardina, quizás ya sea hora de descubrirse y dejar de buscar el disfraz adecuado para cada ocasión, porque la fiesta grande del Carnaval es un día, e interpretar un papel a diario, es cosas de profesionales.
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