acordarte de Casablanca.




Hoy es el aniversario de Casablanca, y no podía irme a dormir sin hacer mención a esa gran película que protagonizaron dos actores con mayúsculas, Humphrey Bogart , el galán con la mirada más penetrante, e Ingrid Bergman, la delicadeza personificada, en una película que sin tener el guión terminado y sin ser, ni siquiera queridos por el director, hicieron de Casablanca, lo que es hoy, un referente. 


Recuerdo el final de la pelicula, en el que Rick, ve despegar el avión en el que su querida amada vuela. Es una de las imágenes que todos, aquellos que hemos visto y amamos Casablanca, tenemos grabadas en nuestras retinas, porque entremezcla el sabor amargo de una despedida, con el comienzo de una amistad verdadera.

Dejar volar, algo o alguien, siempre duele.
Y más, cuanto más querido es. 
Pero a veces la mejor opción es esa, que vuele, que vuele y desaparezca. 
Aunque el tiempo del desapego se nos muestre oscuro, gris e incluso con niebla como en la película.
Quererse muchas veces implica eso, despegarse. Cuidarse. 
A veces porque ese algo o alguien nos hace daño y otras veces, porque los que podemos dañar, somos nosotros. A veces es un tema de autoprotección, otras veces, por protección ajena, ¿quién sabe?. 

Habrá que seguir ir yendo a los bares, y seguir pidiendole a Sam que vuelva a tocarla, para soportar el dolor de la pérdida y entender el motivo de porqué lo dejamos marchar.

http://www.youtube.com/watch?v=dJ5cSj0i9hI


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