En días como hoy, repletos de noticias, noticias políticas, sociales, ¿sindicales? e incluso personales, uno se da cuenta de que ha crecido y sobretodo que todavía le queda mucho por creer.
Hay personas que no crecen, y deberían madurar.
Otras crecieron demasiado y se olvidaron de la importancia de ser niños.
En el punto medio está la virtud, o eso dicen, y al menos, es el punto que a mí más me gusta.
Volver al cole, aunque sea uno diferente al que ibas de niña, y regresar a casa comiendo una bolsa de chuches, te hace ser consciente de que aunque hayas madurado en este cuarto de siglo, sigues conservando esa colegiala que llevaba uniforme azul. Desear crecer para ser mejor, es una pensamiento que conlleva demasiada responsabilidad. Porque implica trabajo constante y personal, y eso, en pleno siglo XXI, no se lleva. Agendas apretadas, demasiado a veces, que exigen elegir (ese verbo que tan poco me gusta) para sacar tiempo para cosas a veces importantes, otras urgentes, y otras simplemente necesarias.
Habrá que reorganizar.
Y por una vez, habrá que cumplirlo.
0 comentarios:
Publicar un comentario
hoy no te acostarás sin ... ¿ comentarme? Anímate!