hay días en los que sabiendo cómo, pero sin saber por qué, la vida te sorprende, te mira a la cara, te llama por teléfono y te dice :
"desafiaste al destino, decidiste mirar a los ojos a la mala suerte y apostate por ti, ahí está tu recompensa. Ahora tendrás que demostrar tu valía y tienes tres asaltos para conseguir la victoria"
Y tu, con más miedo que vergüenza te plantas delante de la situación, la afrontas y ganas. Así de golpe y porrazo, como el que no quiere la cosa, aunque te hayas levantado con más sueño que otras veces, y en ese momento no lleves los labios pintados.
Como dice Joan Manuel Serrat, " de vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita, que da gusto verla".
Sonrían, háganlo por mi, o mejor dicho, háganlo conmigo.
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