El paso del tiempo desgasta todo.
Es curioso comprobar como nos desgasta a nosotros mismos y como aprendemos a cuidarnos para que no se nos note. No hablo físicamente, si no psicológicamente.
Fotografía expuesta en el Centro Cultura Infanta Cristina de Pinto
El paso del tiempo, la suma de experiencias vividas, tanto buenas como malas, crea brechas en nuestra forma de ser. Aprender a vivir con ellas y sobretodo a cerrarlas requiere de un trabajo constante, algo doloroso a veces, pero sobretodo gratificante.
Rodearte de personas que te ayuden a crecer y a seguir subiendo a la cresta de la ola, no es que sea necesario, es vital. A veces sin darnos cuenta estamos inmersos en un circulo vicioso de negatividad, tristeza y melancolía y en lugar de ser un lugar oscuro de donde querer salir, se transforma en un lugar cómodo y placentero donde recrearnos en lo que sucedió y lo debería de haber sucedido. Lo más difícil es darse cuenta de que uno está ahí, y una vez que ocurre eso, lo complicado es querer salir. Parece extraño pero es así. Yo estuve en ese punto hace muchos muchos años, y me da coraje ser consciente de todo lo que me perdí en ese tiempo.
De vez en cuando pienso que me gustaría tomarme un café con las personas que están en ese punto e intentar abrirles los ojos, pero para eso es necesario que quieran ellos, porque no hay mayor ciego que el que no quiere ver.
Miren lo que les rodea, disfruten de su entorno, de la gente, del hoy, del ahora.
No lo dejen para más adelante, mañana podrán hacerlo, pero no podrán vivir lo que hoy se perdieron.
¡Yo quiero ese café! Y que esta vez no sea su cafeína la que me haga abrir los ojos por la mañana
ResponderEliminarno se si tú lo necesitas...pero lo del café hecho!!
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