tener la piel de gallina.

Hace ya tiempo una amiga me decía, que en el informe que le habían hecho para su trabajo, el psicólogo le había denominado como "primaria". 

Mientras me contaba qué significaba eso y me psicoanalizaba y catalogaba en su categoría, yo me iba sintiendo poco a poco bien ubicada.

Por lo visto, las emociones primarias, son aquellas que están acompañadas de claros indicios físicos; es decir, se ayudan de nuestro cuerpo para enviarnos información acerca de nuestros sentimientos, ya que éste se moviliza, especialmente por el sistema endocrino y autónomo (gracias wikipedia), para asumir compromisos y acciones. 

Supongo que todos tenemos un poco de esto y de aquello, pero yo, a pesar de cumplir casi de manual con el antónimo de persona impulsiva, me considero principalmente primaria. Ante cualquier situación me dejo llevar por qué me transmiten esos hechos, es decir, por las reacciones que tienen en mi las cosas que pasan a mi alrededor. (Quizás con toda seguridad luego piense sobre ello, pero partiendo de esa acción-reacción).

Es lo que alguien decidió llamar intuición femenina, que aunque en el 75% de las ocasiones se trate más de mariposas, avispas o cualquier tipo de bicho que revolotee en el estómago, a veces vuelan cerca de la nariz y aunque no es igual de placentero, tiene la misma misión.

Y para entenderlo mejor, os pongo un ejemplo: se llama "Young and beautiful", de Lana del Rey. Desde que esta chica subió a la palestra musical, he sido incapaz de encontrarle ni un punto a sus canciones, ni dos a su campaña de moda que el año pasado cubría las marquesinas, ya que tanto una como la otra, me dejaban fría y con ganas de suicidio. Pero cada vez que suenan las primeras notas de esta canción, el tiempo se para, la piel se eriza, y el estomago se anuda. 

Quizás solo estemos buscando eso. 

Algo que nos mueva. 

Poder ser primarios.

Dejarnos llevar.
Dejarnos sentir.

Y que el no, que ayer era quizás, hoy sea sí,
que no nos da la razón, ni tampoco nos la quita.