FLEX 2: Ver (en) la oscuridad.




Día 2: San Román da Retorta - Melide

Recuerdo el momento en el que vi esta imagen.

Sin quererlo invadió mi mente un paralelismo entre la luz individual y la luz del ambiente en el que nos movemos, y tuve que fotografiarlo.

Cuando lo miraba, me recordaba a tí y a mi (si también a tí); en eso días raros, en los que, ni si quiera el sol puede iluminar. En los que nos creemos esa historia de la crisis (ya no sólo económica, si no moral, social, de sentidos, de valores, de sentimientos) y nos creemos que nadie puede salvarnos.

Nos imaginaba, tristes y oscuros, viendo cómo fuera la luz invadía todo lo que alcanzaba nuestra vista. Daba igual todo lo maravilloso que hubiera a  nuestro alrededor, no podíamos disfrutarlo por la oscuridad en la estábamos.

Entonces, con la conversación del Camino a Melide, fuimos deshojando esa oscuridad que cubría nuestro día a día. Buscamos, seleccionamos, cortamos y gritamos. Sí gritamos, en diferentes tonos y a diferente volumen, pero sin derramar ni una lágrima, porque desprenderse de algo es complicado, y más cuando es algo que forma parte de uno; pero cuando ese algo, no es más que una carga, se siente alivio, no dolor. 

Alivio al permitir que la luz penetre.
Alivio al permitirte, emitir tu también, esa luz.




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