sin recordar mi anterior entrada.



¿ Os acordáis de lo que decía ayer sobre el ritmo de vida que llevamos y la posibilidad de parar ?

Pues no lo he conseguido, ayer y hoy, han sido dos días frenéticos que en lugar de propiciar que mi mente se relajara y se reubicara en el lugar en el que me encuentro, ha hecho que se activen todos los mecanismos de alerta para abarcar todo lo que tenía que hacer.

¿pero sabéis qué es lo mejor de todo esto? Que he sido consciente de que aunque hoy no lo haya conseguido, quizás mañana SÍ lo consiga.

Hay una frase popular que dice algo así: sé tu el cambio que quieres para el mundo.

Y quizás esa sea la clave. 
Nos ceñimos en quejarnos, en disfrutar de esa sensación incomoda de malestar y malvivir y ¿sabéis que conseguimos?: quejarnos. 
No cambiamos rutinas, 
no cambiamos actitudes, 
no cambiamos pensamientos, 
no cambiamos hechos, 
no cambiamos nada.

Se tú el cambio que quieres para TU mundo, que creando un mundo con el que te sientas en armonía, podrás sincronizarte con el mundo que te rodea. 

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