Acabo de ver la entrevista de Risto Mejide a Sor Lucía y si llevaba días dándole vueltas a la misma cosa en mi cabeza, ahora me resulta inevitable no compartirla.
Empecemos por el principio.
Empecemos por el principio.
Desde hace tiempo tengo la sensación de que tengo muchas ganas de enamorarme.
Sí, y no me avergüenzo.
Tengo ganas de volver a sentir ese vuelco en el corazón. Esos nervios que quitan y dan hambre a partes iguales. Esa sensación que te hace querer ser mejor persona, superarte.
Lo reconozco soy una romántica empedernida, quizás sea porque desde pequeña me he tragado todas las películas románticas que aparecían por casa, y quizás también, porque ver tantas veces "Algo para recordar" haya puesto las expectativas acerca del amor, demasiado altas.
Por aquello de la "Magia" que hablaba el Desvelado de Seatle.
Quizás por eso, de un tiempo a estar parte, tenga la sensación de que el flechazo; ese que hace sentir de pronto la sensación de estar "tocado y hundido", vuelva una y otra vez.
Sí, y no me avergüenzo.
Tengo ganas de volver a sentir ese vuelco en el corazón. Esos nervios que quitan y dan hambre a partes iguales. Esa sensación que te hace querer ser mejor persona, superarte.
Lo reconozco soy una romántica empedernida, quizás sea porque desde pequeña me he tragado todas las películas románticas que aparecían por casa, y quizás también, porque ver tantas veces "Algo para recordar" haya puesto las expectativas acerca del amor, demasiado altas.
Quizás por eso, de un tiempo a estar parte, tenga la sensación de que el flechazo; ese que hace sentir de pronto la sensación de estar "tocado y hundido", vuelva una y otra vez.
Da igual donde esté.
O con quién.
Me he dado cuenta de que esa "flecha" no sólo toca cuando uno se enamora de otro alguien, si no también cuando tenemos la sensación de haber descubierto algo único y tan valioso como para romper algún que otro esquema, alguna que otra coraza, o ponernos en los ojos, unas gafas con la graduación apropiada, de descubrir que la primavera llegará, o que tenemos la suerte de vivir en una de las ciudades con el cielo más bonito del mundo.
De un tiempo a esta parte, la sensación de sentirme viva, y por tanto afortunada, me esta haciendo darme cuenta de la importancia de sentirte bien con esas pequeñas cosas, y que ellas son las que marcan la diferencia.
Que esa magia es la que enamora. La que te hace sentirte bien. La que hace que de algún modo cada día cuente. Y que tu vida, sea simplemente especial para ti mismo, que ya es mucho.
Hoy tras ver la entrevista, era consciente de que ese amor a la vida, a los demás, se transmite con una mirada limpia y llena de amor, con los bolsillos llenos para dar, y los brazos abiertos para recibir.
Quizás sea una nueva táctica y estrategia para desandar el camino.
Para descubrir ese destino del que nos habla la película.
De ver, y de buscar, que hay más personas buenas que malas, aunque de ellas no se hable en el telediario.
De seguir enamorándonos, aunque no sea Navidad.
O con quién.
Me he dado cuenta de que esa "flecha" no sólo toca cuando uno se enamora de otro alguien, si no también cuando tenemos la sensación de haber descubierto algo único y tan valioso como para romper algún que otro esquema, alguna que otra coraza, o ponernos en los ojos, unas gafas con la graduación apropiada, de descubrir que la primavera llegará, o que tenemos la suerte de vivir en una de las ciudades con el cielo más bonito del mundo.
De un tiempo a esta parte, la sensación de sentirme viva, y por tanto afortunada, me esta haciendo darme cuenta de la importancia de sentirte bien con esas pequeñas cosas, y que ellas son las que marcan la diferencia.
Que esa magia es la que enamora. La que te hace sentirte bien. La que hace que de algún modo cada día cuente. Y que tu vida, sea simplemente especial para ti mismo, que ya es mucho.
Hoy tras ver la entrevista, era consciente de que ese amor a la vida, a los demás, se transmite con una mirada limpia y llena de amor, con los bolsillos llenos para dar, y los brazos abiertos para recibir.
Quizás sea una nueva táctica y estrategia para desandar el camino.
Para descubrir ese destino del que nos habla la película.
De ver, y de buscar, que hay más personas buenas que malas, aunque de ellas no se hable en el telediario.
De seguir enamorándonos, aunque no sea Navidad.
Claro que sí! Esa es la actitud!! Vamos a enamorarnos de la vida. Venga, me apunto!
ResponderEliminarzasca! flechazo! pero poco a poco, no nos volvamos locos. :)
EliminarSe puede sentir amor con tantas cosas... Puedes sentir esas mariposas en el estómago sin necesidad de que aquello que te las produzca sea una persona. Creo que uno se enamora más de lo que cree, y desde luego coincido que para hacerlo, uno debe tener la mirada limpia, los brazos abiertos y los bolsillos llenos de ilusión.
ResponderEliminarUn beso fuerte!
un corazón vivo, es un corazón que se enamora.
EliminarQue vuelve a sentir. De todo. :)
besazo!
"Haz que cada día cuente", una frase tan bonita y que solemos olvidar. e siento muy identificada con lo escribes, me ha gustado mucho tu reflexión.
ResponderEliminarUn beso,
Patricia